Los
trabajadores de las Franquicias de PEMEX son quienes reciben los malos tratos
de la gente por el alza del precio de la gasolina.
En la quinta
entrega.- Un trabajo inseguro y estresante en Ocotlán
Los
trabajadores de las gasolineras son los que reciben los malos tratos de los
clientes por las fallas en los medidores de los vehículos, por la mala
reputación de las gasolineras, y por los gasolinazos.
Josefina
lleva dos años y medio trabajando para una gasolinera del municipio de Ocotlán,
dice que no le da miedo su trabajo, ahora que se acostumbró a lidiarlo, sin
embargo, lo malo de él, dijo, es cuando los clientes se quejan.
Imagen de archivo |
Trabajadores
de gasolineras en el municipio, coinciden en que los medidores de los vehículos
no detectan la gasolina, a veces, por la inclinación del carro, sin embargo, la
molestia de los clientes, en ocasiones groseros, la deben tolerar.
Josefina por
su parte no puede contestar el teléfono mientras trabaja, sin embargo esto no
es un requisito de trabajo como en cualquier otro, pues de contestar, se podría
estar jugando la vida.
Contestar el
teléfono, cargar gasolina a un vehículo encendido o con tripulantes que lleven
cigarros prendidos, puede ser para ella una de las decisiones más peligrosas.
“Bueno de primero si eh, de echo llegan muchachos así con el cigarro encendido
y ya les digo no pues apaga tu cigarro o si no, no te voy a despachar, y otros
que dicen no pasa nada una vez si le dije, si te quieres matar, matate tu
sólo, y le dio risa y lo apagó”.
Para llevar a
cabo su trabajo se le deja a cargo de un dispensario de gasolina magna y diésel
o bien de gasolina Magna y Premium, ella debe preguntarle a los clientes qué
gasolina desea, pues si se equivoca, debe llamar a un mecánico que le podría
cobrar 200 pesos, cantidad que deberá pagar ella, para cambiar los líquidos.
Cada
dispensario tiene que tener ciertos letreros de aviso para cuidar al personal,
apague su celular, apague su vehículo, presione el botón el caso de incendio,
señaléticas de extintor. También están los extintores en ambos costados de los
despachadores de combustibles, y un bote amarillo con aserrín para colocar en
caso de que alguien o un carro derramen aceite.
Parte de la
seguridad es el uniforme de los empleados, a Josefina le dieron cuando entró a
trabajar, pero al patrón le faltó darle unas botas para evitar que se caiga en
tiempos de lluvia y por el derrame de combustible.
“Las que quieran botas, la empresa va a poner la mitad, pero nosotras que
traemos tenis no nos dicen nada".
-¿Y si viene
la PROFECO no las regañan?
Ese día nos
dicen que nos traigamos botas, como las que no tienen aquí tienen ellos y nos
las prestan.
-¿Entonces
esas botas no las pueden utilizar ustedes?
“Es que no
nos las dan”.
Su patrón la capacita así como a las demás
empleadas que trabajan con él, todas mujeres. Josefina dijo que el patrón lo ve
como una estrategia para vender más, les muestra videos en donde ellas pueden
estudiar los riesgos de su trabajo.
Jessica Padilla
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