La
falta de trabajo en la Región Ciénega es un factor para que habitantes de la
región se interesen por ganar el sustento cantando.
Esa
es la historia de tres ribereños que comenzaron a cantar en la calle y en los
camiones para vivir. Don Luis Aguilar viajó desde Guerrero para participar en
un concurso de canto en Jamay, llegó al municipio, le gustó y se quedó a vivir
ahí, después encontró trabajó en la Celanese. 14 años después, la empresa lo
despidió luego de que los médicos lo diagnosticaran como esquizofrénico, y sin el empleo, regresó a cantar y a tocar la
guitarra, pero en la calle.
Tiempo
después conoció a Gilberto y Esteban Salazar dos hermanos que nacieron en
Poncitlán, quienes en el año de 2011 quedaron desempleados y para conseguir
dinero decidieron cantar en los camiones, explicó Gilberto.
“Nosotros nos animamos a tocar nuestra música, y fue por necesidad, porque
nos despidieron a mi hermano y a mí y decidimos tocar en los camiones y así
empezamos a tocar él y yo y luego se nos unió el señor lo invitamos y dijo pues
órale”.
Tiempo
después comenzaron a recibir ofertas para tocar en fiestas privadas, y la
agrupación decidió trabajar definitivamente cantando.
Sin
embargo, se enfrentan a los choferes de los camiones, quienes no los dejan
subir, o bien a algunos restauranteros de la zona ribereña entre Jamay y
Ocotlán que tampoco les permiten cantar.
“Los sábados nos vamos en Poncitlán y a veces nos vamos a la Barca, hay
veces que, nosotros tocamos y los choferes no nos dejan tocar, nosotros tocamos
con propina, y si nos dan ganamos”.
Actualmente
los cantantes formaron un trío y además de cantar en lo camiones, viven de los
contratos para tocar en fiestas privadas, sin embargo, a pesar de que
disfrutan su trabajo, lamentan no tener un empleo estable, ya que por lo menos
son cinco meses al año en los que no trabajan bajo contratos privados, les
remunera más, por lo que desde junio hasta noviembre, viven de los camiones.
Jessica Padilla
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