viernes, 4 de julio de 2014

La falta de trabajo los convirtió en cantantes urbanos

La falta de trabajo en la Región Ciénega es un factor para que habitantes de la región se interesen por ganar el sustento cantando.

Esa es la historia de tres ribereños que comenzaron a cantar en la calle y en los camiones para vivir. Don Luis Aguilar viajó desde Guerrero para participar en un concurso de canto en Jamay, llegó al municipio, le gustó y se quedó a vivir ahí, después encontró trabajó en la Celanese. 14 años después, la empresa lo despidió luego de que los médicos lo diagnosticaran como  esquizofrénico,  y sin el empleo, regresó a cantar y a tocar la guitarra, pero en la calle.

Tiempo después conoció a Gilberto y Esteban Salazar dos hermanos que nacieron en Poncitlán, quienes en el año de 2011 quedaron desempleados y para conseguir dinero decidieron cantar en los camiones, explicó Gilberto.

“Nosotros nos animamos a tocar nuestra música, y fue por necesidad, porque nos despidieron a mi hermano y a mí y decidimos tocar en los camiones y así empezamos a tocar él y yo y luego se nos unió el señor lo invitamos y dijo pues órale”.

Tiempo después comenzaron a recibir ofertas para tocar en fiestas privadas, y la agrupación decidió trabajar definitivamente cantando.

Sin embargo, se enfrentan a los choferes de los camiones, quienes no los dejan subir, o bien a algunos restauranteros de la zona ribereña entre Jamay y Ocotlán que tampoco les permiten cantar.

“Los sábados nos vamos en Poncitlán y a veces nos vamos a la Barca, hay veces que, nosotros tocamos y los choferes no nos dejan tocar, nosotros tocamos con propina, y si nos dan ganamos”.

Actualmente los cantantes formaron un trío y además de cantar en lo camiones, viven de los contratos  para tocar en fiestas privadas, sin embargo, a pesar de que disfrutan su trabajo, lamentan no tener un empleo estable, ya que por lo menos son cinco meses al año en los que no trabajan bajo contratos privados, les remunera más, por lo que desde junio hasta noviembre, viven de los camiones.

Jessica Padilla


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