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Anselmo Baca Carrillo y Benjamín Estrada García representan al gremio de las transportistas, grupo que salió este
lunes del santuario del Señor de
la Misericordia. Ambos afirman que dedican su vida a recorrer los caminos
desde que tienen uso de razón, pero no existe ruta tan importante como la que
tienen fijada cada 20 de septiembre, cuando el destino es venerar al Prodigio de Ocotlán, como lo han hecho
desde hace más de 50 años.
Don Anselmo aparenta
cansancio, sus ojos sucumben ante la luz, pero la fatiga se desvanece cuando
menciona al Señor de la
Misericordia, sobre todo cuando dice que la fe a Jesucristo va de
generación en generación, sin detenerse.
“Lo único que estamos nosotros haciendo es
incrementando la fe con nuestros hijos y nuestros sobrinos, nietos, para que
toda la persona de Ocotlán difunda a nivel nacional el Prodigio de Ocotlán, que
en ningún otro lado del mundo ha existido la aparición del Señor (de la Misericordia)”.
Al
preguntarle sobre cuánto agremiados participan en la procesión del 20 de
septiembre, Anselmo Baca contempla
al ambiente como si de contar kilómetros se tratara. 800, afirma.
Anselmo y Benjamín aseguran que anualmente gastan cerca de 150 mil pesos para adornar el
santuario, construir el castillo y acompañar la procesión con una banda
musical. Ambos choferes afirman que seguirán venerando al prodigio hasta que la
vida se los permita, y seguirán transitando con la fe como lo han hecho a
través de kilómetros y caminos, siempre con el objetivo bien firme de llegar al
destino laboral y religioso.
Edgar Gamiño
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